La intensa nevada del 20 de junio de 1955

La intensa Nevada del 20 de junio de 1955 por @Juan Carlos Mortati Zayaguez
La madrugada que soportó el General San Martín al tope de su busto, ubicado en ese entonces, sobre la rambla de la Avenida que lleva su nombre y su cruce con Libertad y Alsina, debe haber sido gélida y atroz. Hasta su cabello transformado en nieve, le daba un aire albino que lo volvía casi, irreconocible.
La nevada es un espectáculo inusual por estos lugares pero, cada tanto la Madre Naturaleza, nos prodiga el regalo de tender sobre todo su ámbito un manto blanco, inmaculado , sorprendente, atractivo para deleite de chicos y grandes, y también para quienes gustan atesorar en el recuerdo, emotivas escenas fotográficas.
Muchas plantas de la Plaza Independencia simulaban florecidas de blanquecinas magnolias y las variadas coníferas lucían engalanadas con guirnaldas de pompas de nieves, que las recorrían desde las ramas más altas.
Aquel amanecer del 20 de junio de 1955, la ciudad despertó en blanco, como invitando a cada uno a que dibujara el día a su gusto, tal como aquel escenario lo motivara. El panorama era idílico, como en los cuentos y en esas hermosas imágenes de montañas con sus pintorescas laderas cubiertas de nieve.
Algunos la mencionan como “la caída de nieve que más recuerdan los vecinos memoriosos de nuestra ciudad” que inclusive, alcanzó a muchos lugares de la zona.
Momentos de inspiración como para producir también, aquella frase ocurrente, que elocuentemente, aporta una comparación aleccionadora, con bastante concordancia con lo real, “la amabilidad es como la nieve, embellece todo lo que cubre.”